Las pequeñas huellas sobre una manta de invierno. Vendrá la ventisca u otro copo de febrero o el sol que auspiciando la primavera las borre o las descongele.
El salvaje autor de esas huellas no se propone dejarlas como herencia de una brújula del es y del existe.
No lo necesita.
Nunca perdido entre marasmos de identidades con sólo su piel como abrigo.
Puerto Ventana, Asturias, febrero del 2012.
texto: Paloma Blázquez